Suave brisa del Este

Sobre una mesa de mármol y ante un vaso de vino
en un  viejo café de referencias literarias
llega  la brisa del Este suave y salina del mar y fuerte grita:

Cuenta poeta sin censura alguna lo que fue y no dejes detalle sin nombrar
por muy humano o anodino que éste parezca
de quien hizo el camino tras veinte años para regresar a ella viejo y cansado.

Cuéntame, y no seas liviano con la verdad.

Tras algún merito casual fui en ayuda de Argamedón
en un barco de madera frente al destino
sólo guiados por las estrellas y la buena ventura de los dioses.
Y cuando allí llegué tuve que ser espada
y escudo en el combate entre el desespero y la bravura.

Dejé en mi reino y ciudad a mi amada mujer
y a mi hijo pequeño recién nacido
sin nana de su padre sin abrazos suficientes sin tantos besos
sin mis consejos sin mis palabras
sin mis caricias, Que será en la Tierra sin dios que le guíe?

Tras reclutar a nuestra tripulación embarcamos a un destino incierto
en una guerra que nada nos tocaba pero si nos reclamaba
una cuestión de honor debe ser cumplida; nuestros antepasados nos observaban.
Nuevos poemas nuevas canciones en ritmos imposibles
llenaban nuestras horas de vacío y la melancolía frente al mar.

Y las velas henchidas cuando los dioses reían
o pasando calma chicha bajo el sol de nuestros abuelos.
Y alguien tocaba una canción
y siempre había quien lo acompañara con su voz
y no tardaba en oirse unas palmas hasta que la nave entera cantaba al mismo son.

Desembarcamos como ganado bajo lluvia de flechas que reclamaban nuestras vidas
los que no caían mucha suerte tenían de no de ser heridos
en una playa de cuerpos tendidos con rostro de piedad y grotesca mirada
Ten cuidado no te den a ti, cúbrete bien, vigila tu espalada.

Pero la valentía que no conoce más sentido común que seguir viviendo
tiende a abrirse camino ante la incertidumbre y el peligro.
Muchos amigos murieron en los días que siguieron al desembarco
y sólo veía el rostro desconsolado de sus familias cuando recibieran la funesta noticia.
Aciaga la temporada de siembra de la próxima estación.

Después de ver tanta sangre como el mar pero sin reflejo de estrellas
ni las nuevas canciones me consolaban
caí hundido entre las brumas de la muerte y el recuerdo más denso y oscuro que recordaba.
Hasta que una noche mientras hacía un juguete de madera para mi hijo
se me ocurrió una idea para vencer en otra estúpida guerra.

Y así fue y así se hizo.
Y aguardamos durante días
en el vientre del juguete.
Y no faltó tiempo para el miedo
o para la derrota sin lucha.

Y la vanidad de los troyanos
cegó su sentido común
y el invento funcionó.
Sólo decir que salimos para matar
para que nonos mataran.
Y Troya cayó en llamas.

Diez años de ida y vete a saber cuantos de regreso.
Telémaco, mi hijo, hijo mío... , ya crecido, Penélope, mi reina
ya cansada de tanto gobernar a solas en tan basta ciudad.
Quitándose de encima pretendientes codiciosos aguantó
con la constante incertidumbre de mi destino azaroso.

Qué puedo contarte poeta del camino de regreso
encontrando toda clase de criaturas a mi paso
habitantes inciertos de sueños extraños producto de la pesadilla de algún dios.
Para por fin llegar al buen puerto de mi hogar
donde la cosecha se había marchitado pero no mi esposa Penélope, mi amor.

Y no dejes al olvido que si mi valentía fue lo que me hizo un héroe
nada de ésto hubiera sido posible sin el amor de mi reina
sangre sabia de mis venas recio escudo en la guerra fortaleza de piedra
pero sobre todo leche caliente y miel en lecho antes de dormir.


Cuenta poeta sin censura alguna lo que fue y no dejes detalle sin nombrar
por muy humano o anodino que éste parezca
de quien hizo el camino tras veinte años para regresar a ella viejo y cansado.

Sobre una mesa de mármol y ante un vaso de vino
llega  la brisa del Este suave y salina del mar...

Comentarios

  1. http://www.youtube.com/watch?v=_KKFoEI0kss
    http://www.youtube.com/watch?v=4OZ2dJbHQFA&feature=related
    http://www.youtube.com/watch?v=mAo8BBrU9Ps&feature=related

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