El progreso humanista

El progreso abre inciertos caminos al futuro
permite todos los medios para todo el mundo
da salud y vida a enfermos condenados antaño
satisface los vacíos culturales en vanguardias.

Nada debe estancarse en ideas y movimientos
por muy revolucionarios que estos sean
por muy salvadores que estos fueran
por que el movimiento hasta que se demuestre lo contrario se demuestra andando.

Nada debe darse por hecho y sabido aunque así sea
para dejarse en pequeñas victorias
para justificarse en grandes derrotas
para que en la memoria colectiva del ciudadano se cuente la anécdota de cuando se vivió mejor.

El progreso sin el hombre es un slogan barato
es otra manera de hacer negocio
y por desgracia y ante lo malo nos tememos lo peor
de hacer una política cutre y despiadada de taberna.

El progreso no debe cerrar fabricas
ni dejar el campo seco y olvidado
ni desasistir al anciano o al enfermo
ni pasar por alto la dignidad del ser humano.


El progreso es la difusión de la cultura que ayuda a pensar
de las ideas que nutren y dan respuestas
que nos ayudan a comprender nuestro pasado aún el más inmediato
que nos permite llenar vacíos filosóficos imprescindibles para el día a día.

El progreso no debe ser el medio de llenar billeteras a unos pocos por cuenta de una mayoría
ni frivolizar ante las creencias ni ridiculizar a los creyentes
ni despechar a quien no piense como el gobernante de turno
ni solventar cuentas pendientes ante el cañón de una pluma que firma bajo un documento.

El progreso no puede olvidarse del ciudadano
no puede pensar por ellos ni decidir en su voz
no puede asumir la responsabilidad de una maternidad no pedida
no debe dejar sus obligaciones por meterse en camisas de once varas.

El progreso debe ser una herramienta útil y valiosa
para satisfacer todas las necesidades más primarias
para terminar con las miserias caseras mundanas y los miedos ancestrales
para que una democracia funcione cada papeleta debe ser agradecida y honrada.