La sonllora

La sonllora viene en virtud del recuerdo,
en su defecto de varios que se agolpan,
redibujan, siempre en mal momento,
siempre de repente siempre en soledad.

La sonllora estruja y define los músculos faciales
así de manera gimnastica, haciendo lo posible para que el puchero no hierva
y deje caer esa lágrima tonta caliente y cargada de años y sabidurías mal digeridas.

La sonllora es en extremo hasta donde yo sé la razón de porqué el hombre,
más en concreto el ser humano bípedo catarrino, es en el fondo,
un desdichado animal sentimental siempre con conciencia de aciertos y de pérdidas.

La sonllora cuando acierta a presentarse no se puede detener.
Así las bebidas espirituosas, drogas legales, o no,
señoritas de vida alegre y creencias redentoras, sólo la agravan,
a pesar de lo que uno piense.

En definitiva cuando los recuerdos de otros tiempos,
que pueden que fueran mejores o no pero lo que si es que fueron otros
porque la vida sigue adelante y el pasado pasado es,
se presenta en una media sonrisa sardónica
pero al mismo tiempo va asomándose la lágrima que intentamos abortar
con otra sonrisa más ácida, cínica acaso, del otro lado del labio
y hace que la otra lágrima, la tonta, la indecisa la más caliente de todas
que siempre acuchilla por la espalda, cae depravadamente sobre todo lo actual,
en ése momento sólo queda hacer una última cosa, intentar sonreír
en una mueca patética, a la que llamaremos solamente aquí sonllora.

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