Hubo un día que ...
Hubo un día lejano que...
nos deteníamos para escuchar la lluvia cae.
Cuando creíamos que no había un mañana
cuando creíamos en dragones y en huidas bajo el arcoiris
y en las manchas del pecado que nos arrastrarían a un Infierno de perdición.
Aquel día lejano y gris del verano en la costa fuimos a jugar al jardín.
El nublado en el cielo y el verde esmeralda bajo nuestros pies.
Sin embargo fue un tiempo de creer en nosotros y en nuestras posibilidades
que en tan pequeños cuerpos quisieron hacer nuestro
cercado mundo un Universo sinfronteras sinojosvijilantes sinreglasaseguir.
Un lugar donde poder clavar la pica o la bandera y decir
"Es nuestro, Señores, por valentía y arrogancia pero sobre todo por no haberos hecho caso."
Sinfamilias ni nervios que nos atenazara sin charlas estúpidas y pudores
sobre el bien y a donde vas a llegar. (Olvídate del amor que gota a gota envenenará otro éste amor)
En el césped de un jardín prestado por un cumpleaños
en el que nosotros con nuestros juegos infantiles descubrimos que eramos parte de este mundo
y me dijiste entre pudores y silencios : "Si no dices nada, nada diré yo".
Los demás niños jugaban a nuestro derredor mientras que poco a poco
nos ocultábamos bajo la pérgola de la cual no sabíamos su nombre cuando su sombra nos cubría.
Y observándote con mi sonrisa socarrona pude ver como te acercabas lentamente
a mi hasta hacerme sonrojar y tus brazos rodeándome y yo por una vez sinpalabras que expresar.
Y de repente tus labios tocaron los míos y yo del susto los ojos abrí
mientras que finas gotas de lluvia bajaban por tu hombro
y cuanto pude contener el agua de tu piel la tormenta nos alcanzó
los niños corrieron y allí solos la aventura de ser mayores
bajo la tormenta nos enseñó. Yo te besé el cuello y tu mano me alcanzó.
Y poco a poco aquello que no entendíamos de las películas
fácil se nos hizo con tu olor a un jabón de monjas
el mío Sauvages de Yve Saint Laurent: "Qué bien hueles me decías..."
"Pues anda que tú ..." (Maldita sea) Creo que te contesté.
Hubo un adulto que se percató de lo que se cocía en la pérgola
(o eso creo yo) el caso es que llegó mojado e irritado
por estar en esas circunstancias ella y yo. Tan secos tan excitados
tan jóvenes .... (que sé yo) "pá ribaconlosdemásniños!!"- nos dijo enfurecido.
Y mojándonos bajo la tormenta de la mano fuimos, ella y yo.
Hubo un día que escuchábamos con atención la lluvia caer del cuerpo de quien quisimos
hace tiempo, mucho tiempo, tal vez no se acuerde nadie, ni ella, pero fue así fue. Pero si yo.
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