Pregúntale al Mar

Pregúntale tú al viento de dónde viene y por qué tan frío y tan fuerte esta vez.

Pregúntale tú, que tanta confianza tienes con él, por qué cuando sopla, 

convierte en fríos diamantes todas esas gotas de lluvia

sobre tu costado dormido donde mis manos descansaron aferrados a tu sueño

cuidando de tus mareas distantes y mientras las olas ahora huérfanas de nuestra presencia.

Pregúntale, si te atreves, ahora que tanta confianza tienes con él,

por qué mis pies desnudos pisan el parqué gélido de adoquines de la ciudad 

sobre tus huellas sin sentir la fina arena de playa blanca, de centenarias conchas rotas.

Huele a mar y a hierba que acaban de segar

a silencio y a paz y a tierra húmeda entre cultivos, limoneros y naranjos, 

a jazmín y al horizonte que se aleja de la luz del faro, 

del último barco pesquero de cabotaje cansado,

de piedras segmentadas y pequeñas esquirlas de coral.

Pregúntale al rumor del oleaje por qué sigue zumbando en mis oídos 

y en mi mente como abejas sin panal,

por qué mi piel sin tu piel es tan fina como la sal de la arena 

que desechas cada tarde sin el calor de tus dedos, tanto como nunca recordaremos.