Yo vengo de un silencio

Yo vengo de un silencio
que trae la vida en una sonrisa
que las manos responden
ante la negativa de la resignación.
Manos que entre otras artes
estaban trabajar hasta la puesta del sol
acariciar la piel amada entre sábanas
cortar bajo el sol una rosa a escondidas
o tocar dulcemente la guitarra hasta hacerla llorar.

Pero todo suena a mi alrededor
crepita la hoguera
que debe quemar el veneno de los malos
que dará luz en la noche cerrada.

Miro mis manos
de dedos largos
pero tan pequeñas
tan poquita cosa
y veo los edificios que construyen ellos
con el dolor de familias
con el asqueroso mal arte de la usura.

Vengo de un silencio que nunca aprendió a tener la boca cerrada.
Vengo de aquel tiempo en el que se encaraban las pesadillas y a sus tiranos.

Miro tus ojos
llenos de tristeza
por el hoy por el mañana
quieres llegar a buen puerto
pero hay tantas tormentas
y nada es tan fácil
tanto sueño que se entierra.

Pero todo suena a mi alrededor
sigo mi camino lento
que debe hacer nuevos senderos
enterrando a cada pisada la injusticia.

Yo vengo de una plegaria
lejana en el tiempo
perdida en la era de la inocencia.
Memoria entretenida en juegos
pandillas y besos robados
en la calle con los demás niños
hasta la hora de la cena
para madrugar a la mañana siguiente
con dibujos japoneses en el desayuno.

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